BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

lunes, 2 de noviembre de 2009

Juan de Tortoboso: Buscando Vida





Yo era un chico normal, hacía lo que hace la gente de mi edad, no destacaba ni llamaba la atención, yo era feliz. Pero todo esto un día cambio de repente. Lo que ayer era luz se había tornado de la noche a la mañana en oscuridad. Pensé que sería una racha pasajera y que tarde o temprano todo pasaría. Pasaban los días y la situación no mejoraba, más bien todo se iba oscureciendo poco a poco. Los pequeños atisbos de luz que había en mi vida se iban apagando lentamente a cada segundo que pasaba. Lo que antaño eran recuerdos valiosos que pensaba que recordaría con alegría con el paso del tiempo, se iban transformando en cristales clavados en mi piel dejando una herida abierta que no conseguía cerrarse. Poco a poco empecé a dormir menos. Pese a esto, no tenia sueño. Empecé a comer menos, aún así no tenía hambre. Todo mi entorno se preocupaba por mí. Yo ocultaba bajo una fachada de falsedad la realidad de mi situación. Rápidamente empecé a perder peso. Al poco tiempo, ya había perdido más de cinco kilos. Me repetía a mí mismo que esta situación no se podía mantener e intentaba abrir las alas para remontar el vuelo. Cada vez que las intentaba abrir se quebraban tan rápido como una rama seca. Cada vez que se rompían caía un poco más en un agujero del que no veía el fondo. Las noches en vela llenas de llanto y dolor formaban parte de mi rutina. Durante el día tocaba aparentar ante el mundo que mi vida no había cambiado, que seguía siendo aquel chico risueño que era unos pocos meses atrás. Un día escuché un ruido en mi habitación, era algo que me resultaba familiar pero que no llegaba a reconocer. Estaba solo en casa, así que me puse a buscar el origen de ese sonido. Fuese donde fuese sonaba con la misma potencia e intensidad. Después de un rato, me senté en la cama y descubrí que aquel ruido extraño era mi corazón, mis latidos sonaban huecos, vacíos, como un viejo reloj de cuerda. La situación me superaba, tenía que salir como fuese. No lo pensé ni un instante y esa misma semana cogí todo lo que me cupo en una mochila y me fui a vivir a otra ciudad. Intentando salir tan rápido que todos mis fantasmas se quedasen atrás y no me consiguiesen atrapar. Los primeros días de mi nueva vida fueron ilusionantes, por un instante llegué a creer que había pasado todo, que podía empezar de cero. Era agradable la sensación de no tener que estar fingiendo tu estado de ánimo a cada instante.


Continuará...

0 comentarios: